La reintegración, un problema sistémico [1]

Los distintos socios implicados en la preparación de la reinserción de las personas detenidas deberán poder trabajar de forma interdisciplinaria para establecer redes directas con los agentes directos (la persona que cometió el delito y la persona víctima del delito), pero también sus familiares y la comunidad de pertenencia. Este es el objetivo del enfoque sistémico, que tiene como objetivo conectar todo un conjunto teniendo en cuenta el vínculo entre todos los elementos que componen el sistema.

La justicia restaurativa considera el crimen sobre todo como un ataque a las personas y a las relaciones interpersonales, y esta visión de la delincuencia se basa en esta red interconectada entre personas antes de que sea un ataque a la autoridad del Estado. El delito socava o incluso destruye estas interconexiones. Esta es la razón por la que, como el daño causado afecta al conjunto, todos los elementos relevantes del sistema deben estar involucrados para ser reparados. Es la reciprocidad la que hay que buscar, sabiendo que un cambio en una de las partes afecta al conjunto.

En este proceso, la capellanía carcelaria es un socio de reintegración. En efecto, es a través del acompañamiento que el capellán puede ayudar a prepararse para la reintegración de la persona detenida, en particular releyendo su camino a la luz de la Palabra de Dios, rica en misericordia. De esta manera, el detenido, sabiendo que es amado y perdonado, será más capaz de aceptar la responsabilidad de sus acciones y reconocer el sufrimiento de las víctimas y será más capaz de recrear lazos.

Iniciativas como la ruta "Alfa-prisión" y la participación de los detenidos en las actividades propuestas por la pastoral católica en la prisión (preparación coral y litúrgica…) son medios espirituales y pedagógicos que ayudan a prepararse para la reintegración. Sin embargo, es importante involucrar a las comunidades cristianas también creando conciencia sobre la realidad carcelaria y el desafío de apoyar a estas personas en la lucha de reintegración para que ya no tengan que volver a este infierno.

Reparación en el corazón de la asistencia a las víctimas

La reparación es una palabra clave subrayada por los principios de la justicia restaurativa. Es esencial comprender y reconocer los daños y perjuicios, consecuencia del delito cometido, porque el delito afecta a todo el sistema relacional. Así que es todo lo que necesita ser incluido en el proceso de reparación. En este sentido, el Vía Crucis presidido por el Papa Francisco el Viernes Santo (10 de abril de 2020) nos ayuda a darnos cuenta mejor de que el delincuente es a menudo él mismo víctima del desequilibrio de todo un sistema.

Si la asistencia a las víctimas requiere apoyo cuya escucha no judicial está en el centro, también es importante la voluntad de iniciar todo un proceso de reparación para todas las partes involucradas. Todo debe ser reparado. En esta complejidad, en el corazón del acompañamiento, en el sufrimiento indescriptible que sostiene el corazón del que es víctima de su propio entorno o del crimen, sólo Cristo puede sanar y liberar porque "fueron nuestros sufrimientos los que él llevó, nuestros dolores por los que fue acusado. […] El castigo que nos da paz ha pesado sobre él: a través de sus heridas, estamos curados. Todos estábamos vagando como ovejas, cada uno siguiendo su propio camino. Pero el Señor ha hecho que nuestras faltas caigan sobre él todas" (Is 53, 4-6).

Diálogo interreligioso, socio en la reinserción

Vivir un diálogo interreligioso en prisión es un testimonio de tolerancia y respeto por los demás, independientemente de su pertenencia. Este diálogo se nutre de la fe que anima a todos y para los cristianos es fe en un Dios trinitario. Es el amor lo que nos pone "fuera" hacia los demás porque en el corazón de nuestra fe está el amor misericordioso del Padre, revelado en su Hijo, que actúa en nuestra vida a través del Espíritu.

El Dios de la Biblia es el Dios del diálogo que hace una alianza con el hombre, y el diálogo interreligioso testifica que la religión es un factor de paz. Este diálogo contribuye a estar juntos socios creíbles que, junto con otros, se preparan para la reintegración de los hermanos que han sido juzgados e incluso estigmatizados en este momento vivieron en prisión. Este diálogo interreligioso se construye dentro de la prisión a través de gestos sencillos y humildes de la vida cotidiana: saludos, compartir lo que es único para nuestras tradiciones religiosas durante las fiestas, compartir sobre el compromiso solidario, etc. De hecho, como señala el cardenal Tauran: "Las religiones son parte de la solución, no del problema[2]".

Con San Pablo podemos decir: "No hay más judíos o griegos, no hay más esclavos o hombres libres, ya no hay hombre y mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús.(Ga 3.28)

Hermana Beny, scj


[1] Contribución de la hermana Beny al E-SEMINAIRE: Predicando a Jesús en prisión, propuesto por la Universidad DOMUNI

[2] Cardenal Jean Louis TAURIN, creo en el hombre.Las religiones son parte de la solución, no del problema. Bayard 2016